domingo, 7 de octubre de 2007

Erase una vez...

Bueno, pues como parece que nadie se anima con esto del blog, empezaremos contando un bonito cuento

Hace muchos, muchos años, en un pequeño pueblo escondido entre grandes rocas, los habitantes se reunían en verano para celebrar sus fiestas. Entre las actividades que se celebraban, la más esperada por todos eran las vaquillas. Todo era alegría y felicidad, hasta que un príncipe muy malo dictó una ley muy dura por la que para poder soltar las vacas hacía falta un montón de monedas de oro. Como en el pueblo eran muy pobres, no les quedó más remedio que dejar de hacer aquello que tanto les gustaba.

Sin embargo, unos duendecillos decidieron guardar las imágenes de aquellas fiestas, para que al menos quedaran en la memoria de todos. Y el otro día, mientras paseaba por aquella plaza tan querida, me dejaron algunas para que las compartiera con todos vosotros:

De los años setenta:



De los años ochenta:



Y de regalo, una del año 95, el último en el que se hicieron vacas en la plaza:



Y colorín, colorado, este cuento ¿¿¿se ha acabado???

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡qué tiempos aquellos!!!...